El día de ayer, los ojos del mundo estuvieron fijos en uno de los eventos musicales más importantes del año en Estados Unidos y por supuesto, en los países en que la cultura estadounidense es influyente. La autoproclamada "Noche más grande de la Música" contó con lo esperado: música, diversión y una elite musical presentando lo más variado y reciente de su repertorio. Entre ellos, Beyoncé, la ex cantante de un coro metodista y la hija de pastores protestantes, Katy Perry, luciendo un atuendo con cruz roja al centro y emulando el sacrificio ritual de una hechicera, en el tema titulado "Dark Magic" (Magia Oscura), cuyo momento cúlmine fue la escena de un caballo negro a los pies de Perry, quien termina siendo "sacrificada" al centro de una hoguera.

No muy distante de esa críptica presentación estuvo Lorde, una neozelandesa menor de edad (17) que impactó al público presente con una interpretación basada en su estilo, dark (oscuro), con las notas melancólicas y deprimentes a que la música secular nos ha ido acostumbrando a lo largo del último tiempo.